Tras unos cuantos días en los que no he publicado nada, en parte debido a que no he tenido tiempo, volvemos a las andadas. Hoy, voy a contaros como me introduje en el oscuro mundo de la electrónica (seguro que a Txemita le interesará ya que fue el quien hizo que pensase cobre este tema).
Un día, en la revista Metal Hammer, regalaban un disco recopilatorio de bandas de NAPALM RECORDS. Dentro del CD, la tónica general era los cortes de metal, en cualquiera de sus variantes, pero había una banda que no encajaba, por lo menos en cuanto al sonido: DARGAARD, banda formada por Tharen (que antes ha tocado en bandas como Abigor) y Elisabeth Toriser, que por cierto también forman parte de DOMINION III, practican una música bella pero a la vez oscura.
En un principio, el tema no me atrajo mucho, ya que esa época de mi vida era más «new metalico», es decir, me iba más el rollo metal yanki de los 90. Pero a la 3 vez que lo escuche descubri que era precioso con una atmósfera diferente al que estaba acostumbrado. Pero tal y como vino a mi, se marcho la atracción por este tipo de música. Pero un par de meses después, en otra revista, esta vez menos comercial como era Black Ligth, descubrí que un par de temas, en concreto uno de OBITANIA y otro que ahora no me viene a la cabeza, parecido a DARGAARD, en cuanto a que la música estaba compuesta íntegramente con teclados, fueron lo que más me gustaron.
De ahí, pase a comprarme el «Rise And Fall» de DARGAARD, un pedazo de música neoclásica, que por cierto cayo en mis manos por casualidad. Luego vino lo que para mí fue el boom del p2p de la mano de w, gracias al cual empecé a descubrir banda como: VINTERRIKET, URUK HAI (Aus), ARDITI, TOROIDH… o cosas más electrónicas como MZ412, o el noise, el hardcore digital con los germanos ATR (Atari Teenage Riot) a la cabeza.
Y básicamente, ese ha sido el camino del redescubrimiento de la música electrónica para mí. Y digo redescubrimiento, por que a pesar de que me de vergÌenza reconocerlo, antes de mi pasado «metal», tuve una época «pasti» como se suele decir. Pero gracias a mi «psicologo» y a otras «pastillas» que me dio, deje atrás el mundo ese. Por cierto esta última frase no debe tomarse al pie de la letra.
Que las «pastis» te acompañen… digo que la fuerza te acompañen…