Año (bastardo) 2003. Meses después de haber revivido el proyecto, Killjoy y sus consortes Frediablo (guitarra), Fug (guitarra), Iscariah (bajo), Mirai (teclados) y Titta (bateria) parieron uno de mis discos preferidos The Divine Art of Torture: una buena dosis de muerte, terror y gore aderezados con death metal.
El disco comienza con Blaspheme the Body, canción que sirve para hacerse una idea de que es lo van a vomitar nuestros altavoces en los siguientes escasos 37 minutos: intensos ritmos a un tempo bajo de bpm, con algún que otro regusto a hardcore y música avantgarde.
Le sigue Upon Frayed Lips of Silence, para mi uno de los mejores temas del disco, con su ritmo quebranta cuellos en el que Killjoy escupe las palabras como un autentico poseso antes de ir cerrándose con unos adornos de teclados bastante avantgardes a manos del gran Mirai.
En Parasite Eye rompen un poco el esquema, ya que es un tema más hardcoriano con unos adornos de teclado muy extraños y paranoicos.
El cuarto tema, titulado Maim Attraction, explora ritmos más cercanos al thrash o el death melódico (cercano al minuto 2), pero sin dejar de lado la intensidad del death metal.
En Rue Morgue Discipline, vuelven a los ritmos quebranta cuellos e intensos a tiempos bajos, que da paso a otro tema más rápido como es The Sick Room, que vuelve a jugar con los ritmos más hardcore del disco.
Conjuring the Unnamable es sin lugar a duda uno de los temas más brutales, en el que tiene cabida los ritmos que hasta ahora hemos venido escuchando en el CD.
En Flowers of Flesh And Blood vuelven por la senda de partirnos el cuello con ritmos intensos y que dan paso a The Divine Art of Torture, un tema bastante inquietante. Cierra el CD Zé Do Caixão, que más o menos nos deja donde comenzamos.
Un disco que muchos han catalogado como banda sonora de una película de terror, no olvidemos la gran admiración que Killjoy siente por este tipo de películas, y que en caso de que te disfrutéis escuchando discos intensos no debe faltar en vuestra colección.